miércoles, 29 de abril de 2009

inventario de lo que hay

anaquel con pared de vidrio,
disco infantil, libro de relatos
librero largo hecho en roble,
lomo-grueso, lomo-rojo, lomo-comoazulderayas.
y un monitor encendido, y un reflejo triste a raz.

un escritorio, pulido a manodura, a manodepadre
de marrón mojado, de callo sangrado, y un ponchador,
y otro ponchador, y el rectángulo oscuro de tinta vieja
que mi padre utilizaba en sus recibos, dos lápices de pintar,
rojo y casi-rojo, dos tarjetas en blanco, una libreta
que más quiere que es, un teléfono celular sin contrato,
un teclado manchado, dos manos que flotan,
que quieren decir lápiz o libros o voluntad,
pero que gritan martillosclavoslijasysierrasdecortar
y un monitor encendido, y un reflejo triste a raz.

dos sortijas gastadas, un espejo al fondo de la habitación,
una grieta su centro, poco de moho en extremos nortesur,
techo estocado, pared amedrada, abanico sin nombre
luz de halógeno, luz de ventana, ventana miami,
campo-afuera, campo-adentro, quenepo y guamá
y mi padre, que se asoma por la ventana, y me observa en silencio, serio, solemne, frente al monitor encendido, frente al reflejo triste, que me observa arrepentido sintiéndose otra vez, me lo ha comentado antes, como una cadena pesada que no me permite escapar.

unas palabras, una mentira, y la sonrisa de vencido.

No hay comentarios: