jueves, 24 de julio de 2008

adiós, pinguinos [1]

Todos los pingüinos se han ido,
me han cedido su polo, gratuitamente
pero antes de irse, me dedicaron un igloo
y en la pared tallaron, mi nuevo nombre
y desde ese entonces le respondo
sólo al viento que lo pronuncia
a esa brisa fría, e infiel, que ronda
mis tierras baldías como el águila
que, de niño, siempre confundí con ruiseñor.

No hay comentarios: